Monday, November 22, 2004

Ficcion de gatos

Esta noche decidi visitar el cyber cafe para comunicarme con el espacio sideral de los cosmonautas de las autopistas virtuales. Y espero encontrar alguno dando vueltas para solazarme al menos pensando que logro ese cometido que es "comunicar". Me he quedao sin tinta en la lapicera y ademas mi cuaderno es demasiado privado como para exponerlo aqui. Suelo registrar todos los vericuetos de mi mente , las luces y las sombras que me hacen desfallecer a traves de la pena o el olvido. Me quedan las ganas de disfrutar esta noche un encuentro con mi queridismo lector y me gustaria llevarlo por mundos insospechados de ficcion, mas el tiempo urge y solo tengo una caja de herramientas con algunos destornilladores, clavos, martillos, punzones, pedazos de velas rotas y cajitas de fosforos humedas. Con esos elementos no puedo crear un castillo, menos, una nave espacial. Lo que si puedo crear es la ilusion de que en esos objetos puede encontrarse a lo mejor un tesoro, ya que, queridismo lector es hora de que se corten las luces, es hora del electricista, del bombero, del policia nocturno.
Mi casa huele a orines de gato. Estos gatos malvivientes orinan en su pequeña bacinilla con piedras pero las humedades entran por la ventana y es alli donde vale la pena atascarlo todo con maderas y encerrarse, porque no pienso tirar al gato por la ventana, es algo que no voy a hacer. Volviendo a mi caja de herramientas pienso que en ella se puede meter al gato, tal vez ponerle un platillo de comida y encenderle una velita, dispuesta de tal modo que sea imposible que se queme la cola. Quitamos del medio los destornilladores, volvemos a encender las luces y acomodamos la caja encima de la heladera donde duermen sendos bocados de brotola que por supuesto el gato olfatea con delicia. Y ahora si que viene el juego. Desarmamos la heladera con el destornillador y la colocamos en el patio, abrimos su puerta, metemos la caja de herramientas con el gato adentro y la volvemos a enchufar. Al poco tiempo se sentira como el gato se relame dentro de la caja e intenta salir de ella para comerse un rico bocado. Pero hete aqui que mientras uno juega los vecinos llaman a la policia nuevamente, que vienen con redes para atraparme en nombre de la sociedad protectora de animales.
Que hago? pues me quito los zapatos, tomo la escalera , la linterna y me subo por los techos con la caja, con el gato, los clavos, los destornilladores y los punzones y las velas y luego pues corriendo por los techos me meto en las interminables cocheras de la torre de al lado de mi casa, alli me escabuyo en uno de los poderosos autos ultimos modelos y salgo por la puerta principal derribando los portones y tocando bocina, sacando un pañuelo blanco por la ventanilla, como si llevara un herido. La heladera quedo encendida con algunas botellas de vino blanco. Y como la policia ya no encuentra al sospechoso por ninguna parte se entrega a la aventura de catar los vinos y tomarlos uno a uno. Final, terminan todos durmiendo en mi cama y yo paseando por el obelisco, tratando de encontrar un negocio para comprar unas fetas de jamon y sintiendo el olor tenebroso que emana de la caja cuando el gato ha decidido echar sus desperdicios alli. Bueno, esta era la ficcion que queria compartir. Total, abarrotado de bròtola y merluza el gato inconmovible termino manchando su pelaje con estiercol y yo comiendo fetas de jamon y queso en parque lezama ya sin poder volver a mi casa.
S.L